Decir "no" y dejar la puerta abierta

Aunque las ofertas no sobran, a veces hay que rechazarlas. ¿Cuál es la estrategia para no ser descartado en futuras búsquedas?

por MONICA MARENDA (Diario Clarín)

Estimada Cecilia: Acabo de recibir tu respuesta. Yo creo que estás ampliamente capacitada para este puesto. Te agradezco y admiro que hayas evaluado la propuesta en forma integral. Eso habla muy bien de vos como profesional. Además, me comprometo a tenerte en cuenta para una búsqueda posterior. Gracias por tu atención, cordialmente, Graciela Paz, jefa de Recursos Humanos." Este e-mail, recibido por Cecilia Alonso en la segunda etapa de una búsqueda laboral, fue en respuesta a la negativa de aceptar el puesto. Durante la entrevista, ella expuso sus argumentos en forma clara y sincera: los objetivos profesionales propios no coincidían con los de la posición ofrecida.

Si bien es cierto que hoy por hoy en la Argentina la demanda laboral excede con creces las ofertas más tentadoras del mercado, aún hay gente que, como Cecilia Alonso, se anima a decir que no a una propuesta a primera vista incuestionable.

Las razones son múltiples: no satisface la remuneración, el horario o los beneficios, o no coincide el lugar a ocupar con la proyección de carrera que cada postulante armó para sí.

"Decir que no es posible para un determinado sector del mercado: el grupo de los calificados. Para este tipo de empleados hay mucha demanda ya que son puestos difíciles de ocupar por el grado de formación y competencia que requieren", analiza el psicólogo José Duduchark, miembro de la Consultora Educativa y Desarrollo Profesional.

Pero, ¿cuáles son las razones que argumentan los candidatos para negarse? En sus cuatro años de experiencia como analista de Selección en Cosméticos Avon, Ana Brandenburg escuchó distintos argumentos: "Las razones son tan variadas como las personas. Algunos, que estaban efectivos en una empresa, no querían correr el riesgo de entrar por contrato; no le cerraba la remuneración; la posición no cubría el área de su profesión que más le gustaba o la imagen de la empresa lo había desilusionado", comenta."

Avon contempla todas las razones como valederas, ya que para que una persona ingrese debe estar convencida de lo buena que es la propuesta y la empresa; si no, resulta dificultosa la relación." Según Ernesto Aguirre, de la consultora Ciocca & Aguirre, al momento de decir no es fundamental evaluar el prestigio de las empresas que están en juego. "Muchos perciben que la falta de éxito de una empresa le resta seguridad, aun cuando la firma sea muy solvente. Temen a las grandes reestructuraciones", afirma.

Falta de coincidencia

En el grupo de "los calificados", el negarse a una oferta laboral, en la mayoría de los casos, tiene que ver con la falta de coincidencia entre el proyecto personal y el de la compañía que lo quiere contratar.

"Quizás esto sea lo más difícil de explicar, aunque la negativa siempre es comprendida por la empresa si es explicada con claridad. Lo que nunca es bienvenido por un selector es la falta de honestidad", dice Duduchark.

Aguirre también aconseja negociar lealmente. "Las entrevistas de trabajo forman parte de una negociación en la que se van dando a conocer expectativas recíprocas y se van señalando las coincidencias y las discrepancias. Si bien sería ingenuo decir todo lo que se piensa, no pueden expresarse cosas opuestas al propio pensamiento", explica el consultor.

Siempre es positivo exponer los motivos. Esto hará que los antecedentes del candidato queden registrados en la empresa o consultora para futuras búsquedas, que contemplarán las razones de la negativa anterior.

Aunque no es bueno abusarse. "Hice ofrecimientos a profesionales jóvenes y rechazaron la oportunidad porque querían empezar desde un escalón un poco más alto. Cuando esta pretensión tiene respaldo en una sólida formación y en características personales, el selector no lo descalifica, lo considera para una posición mejor y lo tienta el día que tiene otra oferta. Pero, si ante cada oportunidad que se ofrece, el mismo candidato la rechaza en función de una mejor, uno concluye que nada le cae bien, o que está fuera de la realidad y busca algo que no existe", manifiesta Duduchark.