Empresas Familiares

Por Mónica Marenda (Diario Clarín)


Mientras ojeaba el diario buscando trabajo, Francisco vió un aviso que pedía justo lo que él podía ofrecer: tenía la edad adecuada y los estudios correspondientes. Lo que llamó su atención fue que rezaba: "Empresa Familiar Busca".Luego de enviar sus antecedentes, tuvo su primera entrevista con el jefe de recursos humanos y de inmediato se dio cuenta de que trabajar allí tendría sus particularidades."Yo no creo que haya un empleado que esté tipificado para trabajar en una empresa familiar ni que ésta requiera un perfil determinado de empleado. Lo que sí es cierto es que la empresa familiar trata de insertar a su proyecto laboral y funcional gente que responda a su modalidad, sobre todo si los socios son todos de la familia, sin externos", explica José Igal, consultor especializado en empresas familiares.

Según un informe de la Consultora Jorge Rubinsztein & Asociados, en la Argentina las empresas familiares representan "alrededor del 75% del total (entre 1.000.000 y 1.200.000), generan entre el 40% y 42% del PBI y aportan aproximadamente el 70% de los puestos de trabajo al total de la fuerza laboral". "De los nuevos puestos de trabajo gene rados, el 80% de los mismos corresponden a empresas de familia", agrega el informe que por tener datos correspondientes al período 1993/94 puede haber variado a la baja.Como en cualquier otra compañía, es el jefe de recursos humanos el encargado de hacer la selección de personal. Según Igal, por estar ya insertado en la ideología de la empresa, elegirá casi inconscientemente a un empleado que respete la contextura familiar, no la impugne ni altere su funcionamiento nuclear."En general, los empleados van desarrollando la mentalidad de sostener, y apoyar el núcleo familiar porque al hacerlo se salvaguarda la empresa como fuente de trabajo. Si bien no hay una regla genérica, -salvo en empresas familiares muy grandes o multinacionales- en una PyME la idea es que el empleado se afiance", asegura el abogado. Para Atilio Dovico, licenciado en relaciones industriales, director de la consultora HICE y docente del máster en recursos humanos de la Universidad de Palermo, el personal de este tipo de empresa "no tiene horizontes: están entregados a la autocracia familiar". En este sentido, "el perfil que mejor se ajusta es el del empleado reglamentarista, poco innovador y por lo tanto incapaz de generar demasiados problemas", completa.

La mayor desventaja para aquel que trabaja en una empresa familiar es la dificultad de progresar o hacer carrera dentro de la empresa. Igal sostiene que cualquier empleado puede acceder a un nivel gerencial si está capacitado para tal fin. "Yo creo que no hay límites, siempre y cuando la actuación sea exitosa en cuanto a provocar logros. Salvo que el empleado entre en competencia con alguno de los componentes de la gerencia, sobre todo una vez desaparecido el pater familia que lo contrató", dice. Por su parte, Dovico afirma que, por lo general, las empresas familiares no tienen un plan de desarrollo de carrera. "Cualquier logro es arbitrario", asevera el consultor.

Rubinsztein describe tres tipos de funcionamiento en la empresa familiar: "Por un lado está la familia interdependiente que por su fuerte unidad familiar puede excluir a los empleados que no son parientes, provocando muchas veces un duro enfrentamiento; en otro lugar se encuentra la familia independiente, con integrantes individualistas y competitivos que tienen mayor relación con personas ajenas a la familia y, por último, la familia coherente, que tiene como principal virtud la intención de equilibrar las necesidades externas de los individuos con las necesidades de cohesión de la familia", explica.
"Para aquel que recién se incorpora a una empresa familiar sugiero que se tome un tiempo para observar y tratar de captar los códigos implícitos de funcionamiento. Y, fundamentalmente, que aprenda cómo está distribuido el mando y el poder, cuáles son las fuentes en las que se apoyan esos mandatos" Las recomendaciones de Atilio Dovico son del mismo tenor, aunque más directas. "Hay que congraciarse con la jefatura; las recompensas vienen por el simple hecho de caer bien", advierte.

¿El lado bueno? Los consultores coinciden en que estas compañías familiares son más tolerantes y permisivas cuando de conflictos personales se trata o a la hora de pedir un préstamo o un adelanto del sueldo.