Publicado en "El nido del Escorpión" Periódico de la ECH (Escuela Contemporánea de Humanidades de Madrid) el 31 de marzo de 2005
Mónica, de blanco en el centro de la imagen, con sus compañeros de máster
- "No sabes cuanto te admiro..."-
Resumía en palabras, una compañera del Master en Creación Literaria, el sentimiento que abarcaba el resto del salón de clases hacia Mónica Marenda.
- ¡Ya me ha crecido un dedo de pelo!
Y sonreía con un positivismo increíble que inundaba la escuela de bondad y valentía. Estaba en España viviendo su sueño con el amor de su vida, entre períodos de enfermedad que se iban y venían, pero ella simplemente seguía...
Siendo muy joven, en Argentina, una profesora de Literatura de Mónica le recomendó que se dedicara a las letras luego de descubrir el talento y la facilidad para escribir que ella poseía. Mónica optó por el periodismo dado a que tenía más salidas y fue así como entró al Taller Escuela Agencia (TEA) que se especializa en periodismo. No tardó mucho tiempo en hacerse con una Beca Clarín, algo muy difícil de obtener que da uno de los diarios más grandes e importantes de Argentina, donde trabajó como periodista. Cabe resaltar que actualmente sus antiguos compañeros del diario Clarín están recopilando un librito con escritos diversos de Mónica, desde críticas hasta poesía, el cual sacarán como homenaje a la que fue y continuará siendo, una gran artista.
Mónica se cansaba al caminar, tenía poca energía y estaba debilitada por su enfermedad; pero ella continuaba con su vida normal; no se confinaba a una cama a descansar sino que vivía la vida, su vida normal, sin bajar los brazos y siempre con dignidad.
La lucha de Mónica fue una guerra que lastimosamente perdió; pero a través de esa lucha hubieron miles de batallas; batallas en las cuales Mónica no solo salió victoriosa, sino que pudo disfrutar mientras lo hacía, con personas especiales que la hacían a ella aún mas especial.Por dentro quizás Mónica tenía una conciencia permanente sobre su enfermedad pero también tenía la fortaleza de su gigantesco espíritu que nunca la dejó, nunca la abandonó... Y con una preciosa sonrisa Mónica tan solo contestaba “No pasa nada” y se levantaba y volvía a luchar.
La energía positiva que irradiaba Mónica Marenda en la ECH nunca se perdió, sino que se transformó. Se transformó, entre otras cosas, en palabras que perduran y que reviven sentimientos hermosos en todos aquellos que tuvieron el placer de conocerla; e incluso en aquellos que nunca la conocimos.
Mientras su recuerdo se mantenga en un eterno amanecer, podemos decir que a través de su arte, una pizca de su fuerza, su talento y su bondad formará parte de todos nosotros...
Mónica, de blanco en el centro de la imagen, con sus compañeros de máster
- "No sabes cuanto te admiro..."-
Resumía en palabras, una compañera del Master en Creación Literaria, el sentimiento que abarcaba el resto del salón de clases hacia Mónica Marenda.
- No ¿por qué?; no pasa nada...
Respondía Mónica tranquila, relajada y alegre como siempre; maquillada, fina y con el gorrito que le cubría la cabeza sin pelo por los efectos de la quimioterapia.
Siempre suave, sencilla, ligera, cariñosa, amable pero extremadamente fuerte, Mónica asistía al Master en Creación Literaria de la ECH luego de trabajar todos los días 10 horas; y lo hacía sin quejarse, sin mostrar debilidad, sin inclinar su cabeza ante la enfermedad que la consumía por dentro.
Respondía Mónica tranquila, relajada y alegre como siempre; maquillada, fina y con el gorrito que le cubría la cabeza sin pelo por los efectos de la quimioterapia.
Siempre suave, sencilla, ligera, cariñosa, amable pero extremadamente fuerte, Mónica asistía al Master en Creación Literaria de la ECH luego de trabajar todos los días 10 horas; y lo hacía sin quejarse, sin mostrar debilidad, sin inclinar su cabeza ante la enfermedad que la consumía por dentro.
- ¡Ya me ha crecido un dedo de pelo!
Y sonreía con un positivismo increíble que inundaba la escuela de bondad y valentía. Estaba en España viviendo su sueño con el amor de su vida, entre períodos de enfermedad que se iban y venían, pero ella simplemente seguía...
Siendo muy joven, en Argentina, una profesora de Literatura de Mónica le recomendó que se dedicara a las letras luego de descubrir el talento y la facilidad para escribir que ella poseía. Mónica optó por el periodismo dado a que tenía más salidas y fue así como entró al Taller Escuela Agencia (TEA) que se especializa en periodismo. No tardó mucho tiempo en hacerse con una Beca Clarín, algo muy difícil de obtener que da uno de los diarios más grandes e importantes de Argentina, donde trabajó como periodista. Cabe resaltar que actualmente sus antiguos compañeros del diario Clarín están recopilando un librito con escritos diversos de Mónica, desde críticas hasta poesía, el cual sacarán como homenaje a la que fue y continuará siendo, una gran artista.
Mónica se cansaba al caminar, tenía poca energía y estaba debilitada por su enfermedad; pero ella continuaba con su vida normal; no se confinaba a una cama a descansar sino que vivía la vida, su vida normal, sin bajar los brazos y siempre con dignidad.
La lucha de Mónica fue una guerra que lastimosamente perdió; pero a través de esa lucha hubieron miles de batallas; batallas en las cuales Mónica no solo salió victoriosa, sino que pudo disfrutar mientras lo hacía, con personas especiales que la hacían a ella aún mas especial.Por dentro quizás Mónica tenía una conciencia permanente sobre su enfermedad pero también tenía la fortaleza de su gigantesco espíritu que nunca la dejó, nunca la abandonó... Y con una preciosa sonrisa Mónica tan solo contestaba “No pasa nada” y se levantaba y volvía a luchar.
La energía positiva que irradiaba Mónica Marenda en la ECH nunca se perdió, sino que se transformó. Se transformó, entre otras cosas, en palabras que perduran y que reviven sentimientos hermosos en todos aquellos que tuvieron el placer de conocerla; e incluso en aquellos que nunca la conocimos.
Mientras su recuerdo se mantenga en un eterno amanecer, podemos decir que a través de su arte, una pizca de su fuerza, su talento y su bondad formará parte de todos nosotros...
Martín Tarte (Para El Nido del Escorpión)