Aceptar un trabajo en relación de dependencia tiene sus beneficios -sueldo seguro- pero también sus complicaciones.
por MONICA MARENDA (diario Clarín)
Hace 20 años un cliente me hizo una buena oferta para trabajar en una gran empresa. Fue importante en lo económico y lo profesional, porque me permitió conocer la organización desde adentro. La decisión me hizo vivir un montón de problemáticas en relación con el poder, con los conflictos interpersonales, con el trabajo en equipo", relata Roberto Franchi, psicólogo y director de Franchi Consultores, un estudio especializado en el desarrollo de habilidades gerenciales.
El, como tantos profesionales, decidió hacer un giro radical en su carrera: de ser independiente pasó a formar parte de una organización y, luego de 15 años, volvió al trabajo de consultor.
¿Qué lleva a una persona a tomar semejante decisión? Los motivos pueden ser tan infinitos como personalidades existen, pero por lo general tienen que ver con la búsqueda de una mejora en el nivel económico, metas para el crecimiento profesional o con el simple hecho de "sentirse protegido" por una súper estructura. Sin embargo, a juicio de los expertos, este último punto es el que más se repite en las diferentes situaciones.
"La circunstancia más usual está relacionada con la necesidad de sentir la contención de una estructura que le proporcionará los medios como para que el profesional se focalice en su tema", explica Luis Avalos, director asociado de Farberman, consultora de selección de personal jerárquico.
"Esta es la fantasía que guía la búsqueda. Pero, en algunos casos, se estrella contra la realidad porque en un contexto turbulento las estructuras ya no son tan continentes como lo fueron en el pasado. Hoy las organizaciones necesitan profesionales con gran capacidad para asumir diferentes roles", afirma.
La primera cuestión con la que se encontrará un profesional independiente que está a punto de ingresar a una organización es que deberá alinearse en una estrategia: ya no sólo tendrá que pensar en sus propios intereses sino en los de un conjunto de personas que aspiran y se esfuerzan por un proyecto único, que es la rentabilidad de la compañía.
"Esto implica apertura, capacidad de adaptación, tener en cuenta los intereses y modalidades de los demás, porque uno entra en una jerarquía donde hay niveles superiores que marcan pautas, hay pares con quienes hay que trabajar como si fueran socios para desarrollar proyectos, y hay colaboradores que forman parte de tu equipo o área de trabajo", señala Franchi.
Si bien las empresas brindan un marco para que el profesional se organice, la mayor dificultad está en el grado de madurez psicológica y emocional que presente el profesional para poder trabajar con otros.
En equipo
"El núcleo de habilidades que se requieren en las organizaciones tienen su origen en la familia, en donde también hay jerarquías. Estos roles se reactualizan en las organizaciones, las cuales disparan conflictos que se desencadenan en su ámbito. Esto requiere flexibilidad, dominio y equilibrio para desenvolverse eficazmente en la empresa", dice Franchi.
La mejor manera para que un profesional liberal logre convencer a la empresa de que quiere trabajar en ella es exponer las cualidades de su actuación particular en el mercado. "Las empresas grandes se asustan de los profesionales independientes, cuando hay un puesto a cubrir. Pero esto sucede en todas las áreas menos en Ventas", asegura Cecilia Giovanetti, de CeiA Recursos.
El profesional tendrá que mostrarle a la empresa que podrá aprovechar su expertise y obtener una ganancia. "Si ese profesional tuvo una buena actuación cuando actuó en forma independiente, la empresa contará con alguien que sabe encarar los negocios con autonomía, decisión y responsabilidad."