(suplemento Viajes y Turismo – Diario Clarín - 1999).
AZUL ENTRE LAS SIERRAS
Cuenta la leyenda que los primeros expedicionarios llegaron a las tierras del cacique pampa Juan Catriel un atardecer de hace ya 167 años. La vista les ofrecía un espectáculo único, sobre todo si miraban para el lado de las sierras; esa nebulosa fina y azulada que ha persistido a través del tiempo y que justifica plenamente el nombre Azul.
El Fuerte San Serapio Mártir del Arroyo Azul fue fundado el 16 de diciembre de 1832 por un hombre del ejército de Juan Manuel de Rosas, el coronel Pedro Burgos. Acompañado por un grupo de soldados y algunos pioneros, dio la orden de detener las 32 carretas de la caravana en un lugar junto al arroyo. Primero fue el fuerte, rodeado por una gran fosa llena de agua adonde ahora circulan las avenidas principales. Luego, las primeras casas ladrilleras sin ochava que todavía se conservan en el barrio histórico. Más tarde, las calles adoquinadas, que aún hoy resisten el avance del asfalto en algunos tramos de la red urbana. Azul es una ciudad ideal para visitantes curiosos porque a la vuelta de cualquier esquina habrá un azuleño memorioso dispuesto a develar una parte de la historia ciudadana.
En Azul se puede visitar el Museo Etnográfico y Archivo Histórico "Enrique Squirru" para conocer objetos pampas, platería mapuche y piezas del folklore gauchesco; entrar en la Catedral neo gótica Nuestra Señora del Rosario, ubicada frente a la plaza General José de San Martín; o planear una escapada hasta la Pulpería San Gervasio, en la llanura de los Pampas Catrieleros. La ciudad es ideal para los amantes del aire libre, quienes podrán caminar bajo la sombra y el aroma de los tilos de la avenida 25 de Mayo, tirarse en el césped a observar el carretón colonial y la frondosa arboleda del Parque Municipal, tomar mate frente al espejo de agua del Balneario Municipal o ejercitar la pesca en la costa del Callvú-Leovú, Arroyo Azul en lengua pampa. Pero hay dos lugares en Azul que todo visitante no debe soslayar en su visita: el Teatro Español y el Monasterio de los Monjes Trapenses.
En la ciudad
Frente a la plaza principal y al lado de la Catedral hay un edificio que, tal como está ahora, nadie puede imaginar abandonado. Es el Teatro Español, construido entre 1894 y 1897 por la Asociación Española de Socorros Mutuos. En su escenario brillaron, entre muchos otros, Margarita Xirgú y Enrique Serrano, y su acústica dejó reverberar la voz porteña de Carlos Gardel. Sin embargo, tanta gloria comenzó a derrumbarse en los ‘60, entre telarañas y películas de dudosa categoría. La Asociación Española logró salvarlo de la demolición en el ’78 y tras 14 años de cuidadosa restauración según el modelo original, quedó re inaugurado. El turista que acierte llegar durante la temporada anual del Teatro Español puede encontrarse tanto con el Ballet Bolshoi como con un concierto de Lito Vitale; desde las coreografías de Julio Bocca y Eleonora Cassano hasta las mismas obras que se ven en Buenos Aires, interpretadas por Alfredo Alcón, Norma Aleandro, Miguel Angel Solá o China Zorrilla. Antes de la función, el paso obligado es "Manolete", la confitería que forma parte del complejo teatral. Para después, nada mejor que degustar la comida de olla anunciada a viva voz por Bicho, uno de los dueños de "La Fonda", un pintoresco restaurante decorado con trastos viejos en el que la picada con empanaditas de carne, bocadillos de acelga, croquetas de papa, berenjenas en escabeche, queso y salame es invitación de la casa.
En las sierras
A poco de dejar Azul por la ruta 226 comienzan las ondulaciones y luego de efectuar el desvío en el Arsenal Naval Azopardo hacia la Estación Pablo Acosta, la vista es bella. En ese lugar de ensueño, entre las sierras, está ubicado el Monasterio Nuestra Señora de los Angeles, perteneciente a la orden de los hermanos Trapenses.
Allí, los clérigos llevan una vida ascética, de oración y trabajo rural para el auto abastecimiento. Los domingos a la mañana se puede escuchar misa cantada (todos los días a las 19 la misa es con órgano y cítara) y adquirir los productos que los monjes ofrecen a los turistas: miel común y saborizada (venden 15 mil kilos por año), chocolate casero y extracto de hierbas para infusión. Unas dos mil personas llegan anualmente al monasterio para realizar retiros espirituales. "El sentido es compartir nuestra búsqueda de Dios y posibilitar a cada persona un lugar de encuentro consigo misma en el marco de la naturaleza", relata el Abad Eduardo Gawland. Si bien los 23 trapenses evitan la publicidad, el lugar fue y es visitado por personajes famosos de la farándula y la política. Desde los ex presidentes de facto Juan Carlos Onganía y Alejandro Lanusse hasta Isabel Perón después de su cautiverio en el Arsenal Azopardo, pasando por el conductor de televisión Andrés Percivalle, fanático del monasterio. Pero sin dudas la visita más comentada fue la de Carlos Menem hace siete años. Según el padre Eduardo, el presidente llevó una residencia de máxima austeridad y hasta compartió la frugalidad de los alimentos con el linyera Mario, invitado habitual del monasterio.
Mónica Marenda
DATOS UTILES
Cómo llegar:
En auto, por la Autopista Richieri hasta la salida a la ruta 205. Al llegar a Cañuelas tomar la ruta 3 hasta Azul (300 km.). En ómnibus, desde Terminal Retiro ($ 30 ida/vta.). En tren, desde Estación Constitución (dde. $18 a $ 24 ida/vta.). Todos los días.
Dónde alojarse:
Cámping Municipal, pegado al arroyo, $ 2 por persona, por día, en carpa; $ 3,50 en el albergue. En hotel, con desayuno, desde $ 40 a $ 60 la doble. En hospedaje, con desayuno, $ 25 la doble.
Cuánto cuesta:
Comer, hasta $ 15 con buen vino; café, $ 1,50.
Visitas guiadas por la ciudad, gratuitas, los domingos. Para conocer el Teatro, contactarse en la confitería: la visita es gratuita.
Informes:
Dirección General de la Producción y Turismo. Av. 25 de Mayo Nº 619 – (7300) Azul. Tel: 02281-43-1751.
Monasterio: C.C. 34 (7300) Azul.
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