EL HOMBRE DEL VAGÓN

(Nota apertura Revista Viva – Diario Clarín - 1998).


A los 66 años, Arnaldo Alcides Oviedo tiene la cara curtida y el gesto duro pero sus ojos brillan con un destello especial cuando habla de su familia. Cacho, como lo llaman en el barrio, pasa sus días rodeado por la sonrisa pícara de cinco hijos y el silencio impenetrable de su mujer, Patricia, 38 años menor que él. En medio del desamparo, Oviedo intenta que ellos crezcan con dignidad. Sin embargo, hay un hecho que lo distingue dentro de la extrema pobreza que le tocó en suerte: su casa es un vagón de tren ubicado en un predio municipal de la localidad de Lanús. Llegó allí el 14 de marzo de 1990 empujado por las consecuencias de la circular 1050; no pudo pagar las cuotas de su casa y se la remataron. Ahora lo quieren desalojar del vagón con la excusa de que allí van a habilitar un parque recreativo gratuito. Los Oviedo resisten, porque su casa les costó tiempo y esfuerzo. Patricia y Cacho limpiaron el terreno con sus propias manos y después de días y noches de acarrear mugre convirtieron el basural en un jardín lleno de flores. El hombre fue el que transformó el esqueleto del vagón descascarado en una pequeña casa con cocina, tres habitaciones y un baño. La mujer es la que se encarga de mantenerlo ordenado y pulcro. En este hogar de vías muertas falta de todo pero siempre hay comida para los chicos y agua fresca que los padres recogen con baldes de un depósito a seis cuadras de distancia. Para sobrevivir, Oviedo hace changas y Patricia se las rebusca limpiando fuera de su casa. Aunque ellos alientan una esperanza: si la obra del parque finalmente se concreta, Cacho querría ser su cuidador. Sabe cuándo plantar árboles y flores, cuáles especies son las más resistentes y en qué momento podarlas. Ofrece trabajo y el aval de un barrio que lo aprecia. "Yo me quiero quedar porque esta tierra es mía, aquí nacieron mis hijos, yo hice de un basural un hogar", ruega, y una vez más el destello de su mirada pasa como una ráfaga por entre las arrugas de su vida.

Mónica Marenda

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