ESPACIO SIMBÓLICO

El sol tibio, aún encendido en el horizonte, se funde con la brisa impalpable y compone una estela tan luminosa como reveladora del atardecer. Una marea calma lame y relame las arenas antes tumultuosas. Apenas se oye su susurro en tanta inmensidad de silencios: quizás alguna ola mantenga la ilusión –o el recuerdo- de indómitos océanos. Lo que ella no sabe es que por aquí ya pasó el verano.

Mónica Marenda

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