Para sentarse a escribir, antes que nada hay que pensar. Primero, qué queremos decir. Luego, cómo hacerlo. Como en cualquier comunicación con los otros, en este caso nuestro público, los periodistas, debemos concentrarnos en los conceptos. De nada vale el adjetivo más florido si no brinda un dato relevante. Como decía uno de mis maestros, el adjetivo que no aporta, quita. Y los periodistas odian cualquier discurso que no diga nada.
Una vez que nos mentalizamos en qué queremos comunicar, tenemos que pensar en la mejor forma de escribirlo. El concepto lo podemos encontrar contestando las preguntas básicas de toda noticia: qué, cómo, dónde, cuándo, por qué. Si bien no siempre contamos con la información completa, es imperioso que nuestros contactos en cada cuenta nos la brinde.
La noticia se vende desde el título. Aunque cada cliente tiene un estilo propio -no es lo mismo escribir una gacetilla en la que Dow anuncia inversiones millonarias que hablar de los servicios de La Nación Line, un sitio destinado a la gente joven-, lo mejor es pensar un título que hable por sí solo. Lo ideal es pensar una frase con sujeto-verbo-predicado, tal como todos aprendimos y sufrimos en las clases de castellano de la escuela secundaria (sorry por el bache generacional, cada uno sabrá a qué época de nuestras vidas estoy haciendo
referencia).
La cabeza de la noticia debe ser lo más atractiva posible. Y esto no tiene que asustarnos; antes de que el press release sea aprobado, tenemos la posibilidad de escribirlo y re escribirlo tantas veces como querramos. Según dicen los mejores escritores, las correcciones son la esencia del texto, porque nos demuestran que aquello que volcamos como catarata en primera instancia no está tan mal, aunque podría estar mejor.
El cuerpo de la nota debe ser claro (sujeto-verbo-predicado), conciso (ahorro de palabras) y con la máxima información (datos, datos y más datos). Para organizarlo, hay que pensar en lo que nuestro sentido común nos indica como más
importante. Sigan su propio olfato, que nunca los va a defraudar (salvo que porten como segundo apellido el del sujeto-ex-patilludo-ex-gobernador-ex -presidente-actual-reo que no voy a nombrar).
Cuando tengan que inventar una cita, también piensen con argumento. Y eliminen los adjetivos, que si en el texto están permitidos con reservas, aquí no deberían aparecer, por más que los speakers se sientan 'padres de la criatura' y se refieran a ella como 'única en el mundo'.
En resumen: piensen, luego escriban. Y háganlo de una vez, sin detenerse en los detalles, que para eso están las sucesivas correcciones que cada uno haga o las que terceros molestos -acá hablo por mí, que nadie se me ofenda!!!!- puedan sugerir.
Yo disfruto escribiendo y muchas veces este trabajo plantea desafíos que ponen a prueba la imaginación más avezada. Por eso mi recomendación es que piensen, luego escriban, luego corrijan, luego escriban, luego consulten, luego escriban, y lean, y escriban, y escriban, y escriban, y escriban, y escriban, y...
MoMa
Una vez que nos mentalizamos en qué queremos comunicar, tenemos que pensar en la mejor forma de escribirlo. El concepto lo podemos encontrar contestando las preguntas básicas de toda noticia: qué, cómo, dónde, cuándo, por qué. Si bien no siempre contamos con la información completa, es imperioso que nuestros contactos en cada cuenta nos la brinde.
La noticia se vende desde el título. Aunque cada cliente tiene un estilo propio -no es lo mismo escribir una gacetilla en la que Dow anuncia inversiones millonarias que hablar de los servicios de La Nación Line, un sitio destinado a la gente joven-, lo mejor es pensar un título que hable por sí solo. Lo ideal es pensar una frase con sujeto-verbo-predicado, tal como todos aprendimos y sufrimos en las clases de castellano de la escuela secundaria (sorry por el bache generacional, cada uno sabrá a qué época de nuestras vidas estoy haciendo
referencia).
La cabeza de la noticia debe ser lo más atractiva posible. Y esto no tiene que asustarnos; antes de que el press release sea aprobado, tenemos la posibilidad de escribirlo y re escribirlo tantas veces como querramos. Según dicen los mejores escritores, las correcciones son la esencia del texto, porque nos demuestran que aquello que volcamos como catarata en primera instancia no está tan mal, aunque podría estar mejor.
El cuerpo de la nota debe ser claro (sujeto-verbo-predicado), conciso (ahorro de palabras) y con la máxima información (datos, datos y más datos). Para organizarlo, hay que pensar en lo que nuestro sentido común nos indica como más
importante. Sigan su propio olfato, que nunca los va a defraudar (salvo que porten como segundo apellido el del sujeto-ex-patilludo-ex-gobernador-ex -presidente-actual-reo que no voy a nombrar).
Cuando tengan que inventar una cita, también piensen con argumento. Y eliminen los adjetivos, que si en el texto están permitidos con reservas, aquí no deberían aparecer, por más que los speakers se sientan 'padres de la criatura' y se refieran a ella como 'única en el mundo'.
En resumen: piensen, luego escriban. Y háganlo de una vez, sin detenerse en los detalles, que para eso están las sucesivas correcciones que cada uno haga o las que terceros molestos -acá hablo por mí, que nadie se me ofenda!!!!- puedan sugerir.
Yo disfruto escribiendo y muchas veces este trabajo plantea desafíos que ponen a prueba la imaginación más avezada. Por eso mi recomendación es que piensen, luego escriban, luego corrijan, luego escriban, luego consulten, luego escriban, y lean, y escriban, y escriban, y escriban, y escriban, y escriban, y...
MoMa
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