SE DICE DE MI


(Nota Revista Viva – Diario Clarín - 1999).


Apariencias. Eso es lo único que puede exhibir Ramón Moyano para certificar su fama. Una izquierda del destino hizo que se moldeara a imagen de su supuesto padre: mide igual que él y pesa lo mismo, hasta le pegó por idéntico oficio. Boxeador peso mediano, Moyano cree ser hijo ilegítimo; al menos eso le contó su madre, aunque, por ahora, solo sus rasgos podrían confirmar lo que él y su manager pregonan desde hace meses. ¿Será el vástago no reconocido de Carlos Monzón, o sólo se trata de apariencias?
Eduardo Palombo, el representante, aclara de entrada y por teléfono que Ramón "Monzón" Moyano no va a hablar de la madre, asesinada por su pareja 16 meses atrás, ni del célebre boxeador de los ‘70 y padre supuesto. ¿Qué queda para conversar, entonces, con un deportista que surgió de parecidos y cuyas habilidades para ser campeón aún no han sido demostradas? ¿Qué se le puede preguntar al hombre que no alcanzó a hablar con su madre acerca de su verdadero origen porque ella fue apuñalada? Sin embargo, durante el encuentro en la oficina de Palombo, esos dos temas surgieron naturalmente. Ramón les hace frente como a un contrincante más, aunque dejen secuelas más crueles que las del ring.
Ramón tiene la altura de cualquier tipo de 1,82; pesa lo mismo que un señor de 72 kilos y su pelo es negro, como el de cualquier hombre morocho. Sin embargo, sus rasgos son asombrosamente similares a los de Monzón. Y ese es su argumento. Para el apodo, para pelear, para salir en las revistas. Ramón se parece a Carlos, sobre todo cuando se ríe, efecto raro en él, un tipo parco e introvertido al punto de la desconfianza. Habla poco, y lo primero que hace cuando un resquicio en la charla lo permite, se disculpa.
Yo no pretendo nada de la familia de Monzón, nada. Yo pretendo llegar por mí mismo y llegar allá arriba y decir que llegué por... No quiero usar el apellido de él para decir "el está usando el apellido" y por eso... Yo no le estoy usando el apellido, mi mamá dijo así y ya saió en los periódicos y ahora sigue... Ella me decía siempre cosas así, "vos sos igualito". "Sos hijo de Carlos", decía. Y yo le decía "dejá de mentir, dejá de andar diciendo esas cosas" Y justo me hicieron un reportaje y yo dije así y ya vinieron todas las revistas,"El Gráfico" y bueno. Después ellos hablaron con mi mamá también no se qué le habrán dicho porque yo no... Yo quiero aclarar que yo no lo dije, yo no confirmo, no afirmo que soy hijo de él mi vieja, mi mamá dio así. Yo quiero que ellos descansen en paz ahora que faltan. Tengo el orgullo de que me digan Monzón, de que soy parecido y todo eso, así que estoy orgulloso de eso Pero no quiero quela familia lo tome a mal. l l . .. , , j .
Ramón empezó a entrenar a los 19 años porque se dio cuenta de que la única salida para evitar la extrema pobreza y la ilegalidad era el deporte. Antes había probado con el fútbol pero se decidió por el boxeo, un día que por casualidad vio cómo entrenaban los hombres de José Lemos en el club de sus amores, Colón de Santa Fe. Peleó como amateur y fue integrante de la selección argentina; en uno de esos encuentros no profesionales surgió el sobrenombre. A principios del ‘97 Eduardo Palombo lo convenció de que podía ayudarlo a mejorar su performance y se lo trajo para Buenos Aires. Sin embargo, desde ese momento se supo más de su vida privada que de su experiencia boxística. Es evidente que la historia sobre su supuesto origen tomó un giro publicitario que le conviene más que lo perjudica: su corta carrera no sería la misma sin el apodo que acompaña a su nombre. Sin embargo, él parece estar ajeno a la controversia e insiste todo el tiempo en que va a llegar por mérito propio. Y en que la fama no se le va a subir a la cabeza.
En Santa Fe me quieren mucho porque soy muy buena persona yno ando nunca con mala onda y siempre igual, con la cabeza gacha y siempre humilde. Esto no me agranda en nada porque si mañana llego a perder la gente me va a dar vuelta a cara, entonces sé pensar muchas cosas de esas. Lo que pasa que uno sale tan, tan pobre, y después tiene mucho y se gasta todo porque no sabe administrar, porque uno quiere agarrar todo y yo veo que a varios boxeadores le pasó eso. Hubo muchos boxeadores que tuvieron muchas cosas y que después... (Ncolino) Loche, (El Mono) Gatica Cada vezque pasan la película ("Gatica, el mono") la veo y es muy triste tener tanto y terminar como terminó él, es muy feo, entonces eso es lo que me tengo que poner a pensar yoy dar el eemplo, no hacer esas cosas. Ahorahay unmuchacho de antes, (Karateca) Medinaque volvó al boxeo que es un ejemplo y yo lo veo en la Federación y él me habla mientras noscambiamos. Me dice las cosas que no tengo que hacer y yo lo escucho. Fue boxeador del Luna Park y después estuvo preso, no sé qué pasó, hace poco saó, empezó a entrenar, peleó la otra vez, ganó y ahora él meaconseja. l i . j , i li l i ll . l í l l
Ramón es un hombre que tiene la vida sellada en la cara. En los ojos se nota el sufrimiento y en la nariz, su oficio. De su boca salen palabras que evocan la tristeza y que piden a gritos un futuro. En una época en donde cualquier padre de clase media espera que alguno de sus hijos sea futbolista para hacerse millonario, él quiere que sus chicos estudien. Son los hijos que tuvo con Adriana, su pareja desde hace siete años.

Con apenas 19, Adriana se las arregla para criar a tres niños terribles de cinco, tres y dos años. Desde julio del ‘97 viven todos juntos en una casa que el representante les alquila en San Antonio de Padua, cerca de donde vive él. Ramón también cobija bajo ese techo a una medio hermana por parte de la madre, que tiene 11 años. De los seis hijos de Bernarda Franco, quedan cinco. A uno lo mataron en una emboscada. Con el horror a cuestas, Ramón se las arregla para pensar en todos. Se nota que es familiero. Además de agradecido.
Estuve como un mes para convencer a Adriana para que viniéramos. ¿Vio que el boxeo es todo un negocio? Bueno, eso me decía ella, que es chica pero se da cuenta. La madre también me hablaba. Mi suegra, una excelente persona que siempre me ayudó, en las buenas y en las malas. Entonces yo también la quiero mucho a ella, la quiero como a mi madre. Felisa Cardoso se llama. Yo estoy agradecido a ella también Me ha dicho "vaya a entrenar, vaya a entrenar, que si quiere salir o sea, alguien tiene que seguir entrenando". Yo por ahí no peleaba y me agarraba un bajón y no quera entrenar. Entonces ella me retaba, me animaba. Y así seguía de vuelta. Por eso le agradezco, yaunque yo estoy acá ella vive a lado de mi papá Moyano, está con mi viejo y se cuidan entre ellos. Primero vivimos conella y después construí un ranchito de material y ahora lo estoy agrandando para que viva Moyano, que es mi papá, yo se a dejo para él. Yo con esto quiero llegar lejos y comprarme mi propia casa, y esta regalársela a él. Ysi algún día me va bien, seguramente me lo voy a traer conmigo a Moyano, porque él siempre estuvo en las buenas y en las malas. Bueno, lo quiero ¿no?
"Mi papá Moyano", repite. Como si no se resignara a perder esa otra paternidad que le está dando una posibilidad en la vida. Pero sabe que eso no alcanza para ser campeón argentino y traspasar el 2000 con el título mundial en su poder. Por obra de la casualidad o como parte de una estrategia comercial, Ramón volvería a evocar la figura del boxeador desaparecido. Como Monzón, sería campeón de los medianos. Como él, a los 27 años. Como él y tantos otros, adorados mientras no aparezca la desgracia.
Por supuesto que Carlos es mi ídolo. Otro es Oscar de la Hoya, que es buen boxeador y es muy bueno mirarlo para aprender. Y Maradona, que fue un grande para nosotros. Yo creo queprimero fue Carlos Monzón, ídolo argentino, y después fue Diego Armando Maradona. Actualmente no hay nadie y tiene que salir alguno, algún boxeador, algún deportista, porque
ya no hay nadie. Cómo no me va a gustar ser ídolo, eso es lo más lindo que hay lo que todos quieren. , l ll l l l l l l í l l
Ramón peleó 21 veces. Venció 18, la mayoría por nocáut. En su carrera sólo hay una derrota y dos empates. La pelea de mayor repercusión en los medios fue una que le organizó el representante, a esos efectos, en febrero último. Fue en el Hotel Conrad de Punta del Este y ante una platea colmada de famosos. Su rival, también célebre por el apellido, era el hijo de Víctor Galíndez, a quien Ramón le ganó por abandono en el segundo round. Su carrera está apuntalada por figuras notorias. Inclusive le eligieron un entrenador de renombre que mucho tiene que ver con la historia.
En estemomento estoy entrenando con Amílcar Brusa, él meenseña y me reta también, él tiene su genio y bastanteedadpara lo queestá haciendo. Yo creo que lo hace porque egustó y le gusta y si no hace eso se siente mal. El me dice que puedo egar, pero que estoy aprendiendo y que me fata mucho todavía para legar a pelear por el título del mundo. Pero estoy aprendiendo las cosas que me enseñan los técnicos. Eso es lo que más me gusta, hacer caso y aprender.
Un boxeador nacido en Santa Fe, con un origen improbable desde lo genético aunque posible si se observan los rasgos de aquel Monzón de hace 30 años, con un estilo similar en la manera de pelear, es negocio. El no lo duda. Ya sabe que un poco de vidriera nunca viene mal para potenciar una carrera.
Yo creo que sí, ¿no? Están haciendo negocio pero no creo que me hagan mal a mí. Están haciendo esto para el bien mío. Yo tengo todas las revistas y leo todas las notas. Porahí haynotas que no me gustan y me pongo muy maporque meponen algunas cosas que no dije. No me va. Me siento medio perseguido.
Ramón lo dice porque cada día está más en la mira de los fotógrafos de las revistas de actualidad, que lo siguen con especial interés. Fue así que salió en una foto saludando a Susana Giménez y escuchando lo que dicen que dijo con respecto al parecido con su ex, Carlos Monzón. Si pidió él conocerla, si lo solicitó ella, si lo arreglaron, no importa. Ramón se dio el gusto de saludarla. ¿Quién se resistiría a hacerlo?
El encuentro con Susana Giménez fue una casualidad. Yo estaba mirando una pelea y llegó ella y yo la quise conocer como la quiere conocer cualquiera ¿quién no a quiere conocer a Susana y hablar con ela o darle a mano? Me dijo"¿no te dijeron que sos igualito a tu papá?" "¡No lo puedo creer!", me dice. ¿Vio como es ella, no? Estaba sorprendida, me miraba. Y hace poco me dijeron que en una revista ella salió adesmentir. Lo queme dijo ella era eso, nada más. Despuéslo que ponen ahen la revista son cosas que nada que ver. Ella me dijo "¿te dijeron que sos parecido?" Ella pidió de verme y sacar una foto. Me gustó como es, la personalidad, es muy amable.Estuveun ratito. Me gustaría ir al programa porquea ella a ve todo elmundo. Ahora pobrecita tiene muchos problemas, todas las cosas que le están haciendo, son rachas quetiene ella. Por eso hay que andar callado.
Sin dudas, Ramón prefiere no hablar mucho. Desde el abismo de su mirada marrón oscuro a veces sale un destello de alegría. Pero la tristeza puede más y lo vuelve a ensombrecer. De vez en cuando va y le cuenta las penas a su amigo, el fraile de la iglesia de Padua, Diego Morea. Escucha consejos y reza. Pide ayuda a Dios para no volver atrás. En esos momentos, el recuerdo de su madre también es ineludible. Cuando habla de ella su voz se opaca, sus gestos entristecen aún más y el desconcierto se le nota en todo el cuerpo. Baja la mirada, aquieta los brazos. Es el instante en que su mejor mano, la derecha en punta, y su tercer lugar en el ranking argentino valen nada. Menos todavía la incertidumbre sobre su origen. En ese momento vuelve a ser un chico al que le quitaron de prepo a su mamá.
Mamá era una señora muy buena, trabajaba en una casa de familia. Perdió al marido, el padre de mis hermanas, y ahí se bajoneó. Tomaba vino porque a marido lo mataron de una puñalada y porque perdió a mi hermano, que también lo mataron. Era jovencita, jovencita.
Tenía 43 años. Aparte, una buena mujer. No le fataba el respeto a nadie. Se hacía querer. Era humildecomo cualquier pobre. Tuve la desgracia que me a mataron. Fue a pareja última, que hacía poco que andaban. Yo lo conocía pero nome gustaba Era muy ceoso, no la dejaba venir a mi casa. Nunca, nunca me imaginé que podía terminar así porque ella no era una mujer de andar en mala junta. Pero no soy rencoroso. Se sientebronca, te matan a una madre, es mucho. Pero me tengo que olvidar de eso. No soy vengativo. Porque si yo hago macanas, pierdo yo. Dios lo va a hacer pagar. Ahora está pagando allá encerrado. Yo creo que salí de todo eso por un don de Dios. l l l . l l l l l, l . , í, .
El sufrimiento es una constante en su vida. Quizás por eso sus metas son inmediatas y para nada pretenciosas. Consciente del valor de las palabras cuando éstas son dichas para ser publicadas, Ramón insiste en reclamar a quien corresponda lo que considera primordial para su familia: un techo digno de su fama. El Ford Escort descapotable y las vacaciones en Miami las deja para más adelante.
Ahora quisiera agarrar una buena peea o una buena publicidad para poder comprarme mi casa. Palombo me administra la plata para que tenga y no la gaste. Si la tengo guardada, está ahí. Yo sé a plata que tengo y quiero juntar para comprarme la casa. El año que viene sí o sí la quiero tener. Yo salíde allá para salir adelante. Algún día me gustaría tener un negocio, tener departamento y aquilarlos, tener una renta. Pero en este momento no pienso en eso porque no tengo nada.
Antes de terminar la charla y después de negarse a hacer fotos con su familia porque "a Adriana le da vergüenza", dice por milésima vez que no quiere problemas con la familia de Carlos Monzón. Que su relación con el boxeador, por ahora y hasta que se demuestre lo contrario, es la de un admirador que se le parece bastante. Y al que un sobrenombre famoso no le viene nada mal.
Que lo tomen como un apodo y nada más, como le ponen a todos. Toda la gente me dice sos igual, vos sos igual. Yo no me veo boxeando porque estoy ahí pero vi un par de videos de Monzón peleando y algunas cosas que salen de mí mismo, salen como él las hacía, pero ni ahí lo imito porque no me va a salir y seguramente me van a dejar la cara hinchada Yo hago caso al rincón y a la gente que está conmigo ahora. El apodo me ayudó mucho seguro. Yo no sé, capáz que sí, capáz que no. Ni idea, pero esto ya está planteado así y creo que me ayuda

Mónica Marenda

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