Y vos, de qué te reís?


Influenciada por mi estadía en el 'paisito', como llaman a su tierra muchos uruguayos con el corazón en carne viva, recordé una frase que dice Jaime Roos al final de una canción: ¿de qué te reís?
En ese momento me dí cuenta de que el diario La Nación que tenía entre manos había sido el disparador para que dicha pregunta apareciera de la nada en mis cavilaciones. La foto mostraba a un exultante caudillo provinciano que, de la noche a la mañana, se había convertido en el presidente de otro ‘paisito', el nuestro, pobre de él...
Como cada vez que pienso esta columna, tengo que llamarme al orden y recordar que debo susurrarles algunas reglas que faciliten la manera de escribir de cada uno. Y la pregunta hecha por Jaime Roos hizo que decidiera escribir sobre el dequeísmo.
En el colegio secundario tuve una profesora que nos dio una formula que al día de hoy aplico ante la duda de usar 'de que' o 'que'. Ella proponía reemplazar la conjunción 'que' por el pronombre 'algo'. Así de simple. Y el problema queda resuelto. Otra opción es -y vuelvo a la canción del uruguayo- hacer la pregunta correspondiente para despejar dudas.
Les comento algunas de las frases escuchadas en las jornadas previas a Nochebuena, en una casa donde los colores rojo y blanco son la insignia, y no porque el pater familia sea del millonario.
Un colega me dijo (algo) que sospechaba este final.
Yo sabía (algo) que si De la Rua se iba, todos sufriríamos la vuelta de los 'muchachos'.
Si de una cosa estoy segura es (de algo) de que este nuevo fantoche no representa las ideas de la mayoría.
Nadie duda (de algo) de que la situación a la que nos llevó el gobierno de los radicales pudo ser evitada con sólo poner un poco de huevos.
La gente está cansada (de algo) de que le sigan metiendo los garfios en el tujes.
Si piensan (algo) que la gente es boluda, tienen razón.
¡Mirá a "los gordos"! Están felices (de algo) de que el régimen vuelva a ser del palo.
En fin, quizás esta columna no ofrezca un contenido pedagógico suficiente como para convertirse en el referente gramatical de los próximos días. Pero los acontecimientos ocurridos el fin de semana, más la triste evidencia de que ésta es mi última noche bajo el cielo negrísimo y pleno de estrellas de Uruguay, hacen que mi creatividad no quiera salir del feliz letargo de cuatro días en los que disfruté de la vida rodeada por mis afectos.
Lo último que se me ocurre, con la imagen del diario impresa en mi memoria, es lo siguiente: Y vos, Rodríguez Saá... ¿de qué te reís?
MoMa
(escrito el 25/12/01 a las 22 hs., en la otra orilla)

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